El entrenamiento canino
Este post va dedicado a todos aquellos, que a pesar de tener uno o varios perros, los tienen solo como animal de compañía o compañeros. Al decir solo, quiero decir que estas personas, se están perdiendo una parte importantísima en la relación guía-perro y esta parte es el entrenamiento canino.
El perro, como cánido que es, desciende de antepasados que vivían en estado salvaje y sólo por esta condición, tenían que esforzarse por conseguir alimento y a poder ser diariamente. Este esfuerzo diario de los cánidos salvajes, va empujado por una motivación muy potente, como es la obtención de alimento, es decir motivación de supervivencia. El cánido salvaje, siempre está con expectativas, con motivaciones y con ilusiones por lo que le deparará el día, esto se traduce en estar muy atento al medio ambiente, para no dejar escapar ni una sola oportunidad que pueda presentarse.
Pues con el entrenamiento canino diario, recreamos esas expectativas, motivaciones e ilusiones, en nuestro perro doméstico que quizás sea apático o aburrido. Por supuesto hay razas y ejemplares, más predispuestos al trabajo de entrenamiento, pero todos los perros tienen alguna motivación, que seguro su dueño mediante la convivencia habrá descubierto. Con el entrenamiento canino, tendremos que despertar sus motivaciones y utilizarlas, para tenerlo atento y despierto en vez de al medio ambiente, como haría su pariente salvaje, a nosotros, pues somos su fuente de recursos. Si mediante el entrenamiento canino diario, le enseñamos a nuestro perro, que un ejercicio puede tener lugar en cualquier parte, generaremos en él expectativas de forma continua, que rápidamente podremos observar en su comportamiento. Veremos como nos mirará más, moviendo la cola y expresando ilusión por trabajar. Si lo habituamos a ciertos horarios de trabajo, veremos como al aproximarse la hora de el entrenamiento canino, el perro estará ansioso, impaciente y reclamará su dosis de ejercicios, ya que todos los perros se enganchan al trabajo, seguramente por evocarles ese instinto ancestral de tener que procurarse recursos diariamente.
Cuando hablamos de entrenamiento canino, no tiene por qué ser enfocado hacia un deporte o disciplina deportiva en concreto. Debemos adaptar este entrenamiento a nuestros gustos y a nuestro perro. Lo más recomendable suele ser realizar trabajos de obediencia divertida encadenando ejercicios. Como en todo tipo de entrenamiento deportivo, hay que comenzar con muy poco, para cada vez ir complicando más las secuencias de ejercicios.
Por tanto se comenzará siempre por ejercicios únicos y separados. Ejemplos:
-Recoger una pelota o juguete y entregárnosla.
-Saltar un obstáculo.
-Permanecer tumbado.
-Pasar por debajo de un banco del parque.
-Pasar entre nuestras piernas.
-Llamarlo a distancia.
-Que se suba a diferentes objetos o lugares que le marquemos.
-Que nos mire a los ojos
Y un infinito de posibilidades que nuestra imaginación desarrolle.
Todos estos ejercicios se premiarán por separado, con lo que nuestro perro mejor valore, como podrán ser comida o juego.
Cuando los ejercicios se dominen podremos realizar encadenados de ejercicios o aumentar la dificultad de cada ejercicio.
Un simple tumbado con llamada desde cierta distancia, puede ser un recurso de motivación muy grande.
Con el entrenamiento canino, la relación de nuestro perro con nosotros mejorará de manera increíble, mejorará la obediencia, su estado anímico, etc. Además nos divertiremos mucho.